Por Alfonso Durazo Montaño.
Presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Sonora.
La nueva Ley Electoral local, aprobada por el Congreso sin modificarle ni una coma a la iniciativa de la gobernadora Claudia Pavlovich, representa la continuidad de la falta de condiciones para una disputa auténticamente democrática por el poder en Sonora.
Desapercibido para muchos es el hecho de que se establecen las candidaturas comunes, que es un convenio entre los partidos que las impulsen, lo que decidirá la distribución entre ellos de los votos obtenidos y, en consecuencia, el acceso al financiamiento público. Ello implica hacer a un lado la voluntad popular, cuyo porcentaje de votos por cada partido es el que decide qué partidos alcanzan o no derecho a prerrogativas.
El nombramiento de los secretarios técnicos de los consejos distritales y municipales correrá ahora a cargo del Secretario Ejecutivo del Instituto Electoral del Estado, con lo que se busca la subordinación de dichos consejos a instancias caracterizadas por sus vínculos políticos con el gobierno estatal.
Muy grave es el hecho de que los diputados, alcaldes, síndicos y regidores que busquen ser reelectos se separen de su cargo solo un día antes de ser registrados como candidatos. La reelección solo creará nuevos cacicazgos y fortalecerá a los ya existentes.
No hay condiciones democráticas para la reelección en Sonora. Lo que viene es el abuso de quienes busquen ser reelectos a través del uso intensivo de los recursos públicos. Mientras la disputa por el poder no se ajuste a reglas democráticas, la reelección implica un enorme retroceso político.
Se reducen los días de campaña para alcaldes y diputados, pero no los topes de gastos de campaña. No es cierto que las campañas vayan a ser más baratas.
Se prohíbe el uso de pendones y la pinta de bardas, pero no el uso de espectaculares, lo que beneficia a los partidos grandes y afecta a los partidos pequeños. En Sonora son el PRI y el PAN los que tienen recursos para hacer campañas en espectaculares. Las campañas no serán equitativas.
Esto es lo que caracteriza a la nueva Ley Electoral y no podemos menos que denunciar su naturaleza antidemocrática y su objetivo de perpetuar el régimen en el que acceden al poder los que más tienen.