Reflexiones de Alfonso Durazo sobre las declaraciones dé Manlio Fabio Beltrones, en las que califico de «pejezombies» a los militantes de Morena.
En días pasados el presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, descalificó a MORENA diciendo que ese partido no tiene militantes, sino “pejezombis» .
Como militante de MORENA –también como sonorense– me resulta obligado referirme al tema. Sé que pisaré algunos callos en la clase política de mi tierra, algunos de ellos de adversarios a los que no sólo respeto –eso siempre–, sino que aprecio personalmente. Asumo el embrollo como parte de las paradojas inherentes a la política.
Entiendo que el término «zombi» alude a quienes actúan sin voluntad propia, movidos por un impulso casi mecánico. Entonces, ¿cómo explicar, por ejemplo, que el sector más lúcido e independiente del país respete el liderazgo de López Obrador?
En realidad, la expresión del licenciado Beltrones expresa la voz de esa conjunción de intereses contrarios, por lo pronto, a la posibilidad de una contienda presidencial democrática. Y eso ya es bastante. Pero expresa también el temor que provoca en el PRI y en el gobierno de Peña Nieto el crecimiento social de Andrés Manuel como la única opción de cambio para millones de mexicanos en la elección de 2018.
Diré algo más: Es notorio el esfuerzo de mi paisano por denigrar a quienes participamos en MORENA. Hace poco calificó a López Obrador como «obsesionado por el poder». Suponiendo sin conceder, vamos a decir que un abuso de esos pasa en la lucha política. Pero que un hombre como Beltrones, cuya reputación expiró hace muchos años –décadas, incluso– se atreva a llamar «tramposo» a Andrés Manuel, es ya de un cinismo mayor.
La realidad es que Beltrones no soporta la cruda verdad de que la imagen de Andrés Manuel ayuda a MORENA y de que que la suya deteriora aún más la imagen del PRI.
En ese contexto deben ser entendidas las palabras del presidente del PRI.
Sin embargo, no deja de ser irónico que sea precisamente desde el PRI de nuestros días –el partido más vulgarmente dócil a la voluntad presidencial del que se tenga memoria– donde se haga esa descalificación. Quizás en el inconsciente del licenciado Beltrones, pesó la memoria de esos tiempos tan cercanos, cuando en la Cámara de Diputados, los legisladores priístas bajo su mando –repito, mando– aprobaron sin chistar y movidos por un impulso casi mecánico, las iniciativas de Peña Nieto.
Si hacemos un poco de memoria, recordaremos que en la anterior legislatura, cuya mayoría priista coordinaba el entonces diputado Beltrones, el PRI aprobó todas las iniciativas de Peña Nieto –que por cierto han dejado a México en una posición de vulnerabilidad extrema ante la actual crisis internacional, particularmente por la entrega del petróleo a intereses extranjeros–, sin tener siquiera el elemental decoro de dar a los diputados el tiempo suficiente para leerlas antes de votarlas. Esas iniciativas, compuestas por cientos y cientos –miles– de hojas, fueron votadas por la mayoría priísta y sus partidos afines, en procesos legislativos que de principio a fin duraban menos de un día, a veces hasta unas cuantas horas.
Puedo afirmarlo en estos términos, pues –digan lo que digan– levantaron el dedo a favor de tales iniciativas, ignorando completamente su contenido.
Y así como los diputados priístas fueron una sarta de levantadedos, es una dura verdad que el actual presidente del PRI es un «corre ve y dile» del presidente Peña Nieto. Él, y otros de sus altos correligionarios, presumen con insistencia que no le fallarán al Presidente, como si ese fuese el objetivo de un representante popular, como si quedar bien con el presidente fuese el objetivo de un partido político. En cambio, ¿cuándo hemos escuchado, así sea esporádicamente, una expresión de los altos mandos del PRI –mandos, no liderazgos—en la que digan que no le van a fallar a sus representados o a sus votantes?. Nunca jamás.
Cabe entonces la pregunta: Si hacemos un poco de memoria, ¿en qué partido están los ‘zombis’ y quién es el ‘zombi’ que los lleva al despeñadero?”